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Desastre de Rancagua 1 y 2 de octubre de 1814 |
Permanecieron prisioneros ahí durante dos años sufriendo
toda clase de penalidades y viviendo en una situación en extremo precaria. En
estas condiciones hicieron a la Virgen
de Dolores el juramento de que, si
algún día volvían a respirar el aire de la libertad, se consagrarían en
muestra de gratitud a aliviar a los enfermos desvalidos, fundando una
institución destinada a visitarlos, socorrerlos en su desgracia, procurarles
medicina, alimentos, abrigo y cristiano consuelo.
El acta de fundación del Instituto de la Caridad
Evanjélica de los Siervos de la Bienaventurada Virgen María de los Dolores
(original en la biblioteca de la catedral de Santiago) está fechada el 3 de
marzo de 1815, en la isla de Juan Fernández; y está firmada por cuarenta y dos personas, entre ellos conocidos patriotas como: Juan Egaña, Manuel de Salas, Ignacio de Carrera, Joaquín de Larraín y Salas, José Santiago Portales,
Mariano Egaña, Juan Miguel Benavente, Manuel Blanco Encalada, Agustín de Eyzaguirre, Francisco Antonio
Pérez, José Ignacio Cienfuegos, Agustín de Vial y muchos otros.
Después del triunfo de Chacabuco 1817 y lograda la
independencia definitiva de Chile, los confinados en la isla de Juan
Fernández fueron rescatados y llevados a Valparaíso, donde se les dejó en
libertad. De vuelta a sus hogares cumplieron su promesa y fundaron la sociedad,
que es como la madre de todas las iniciativas que a favor de los pobres ha
habido en Chile, ya que es la más antigua de las instituciones de caridad.
El Instituto fue eregido como una Hermandad (asociación de fieles de la Iglesia Católica), contando
con la aprobación canónica del Obispo diocesano de Santiago, Don José Santiago
Rodríguez Zorrilla e Idoate. El año 1818 se constituyó en la iglesia de San
Miguel de la Compañía de Jesús y el ilustrísimo don Manuel Vicuña Larraín
(posteriormente Arzobispo de Santiago), fue su primer capellán. En 1820 se
pidió al Director Supremo, don Bernardo O’Higgins, fuera su primer Presidente.
Fue confirmada esta aprobación canónica por una Bula de S.S. el Papa Pio VII quien
concedió gracias e indulgencias a sus integrantes. Esta fue dada en Roma, en
Santa María la Mayor, el día 8 de marzo de 1822, año 22 de su pontificado.
Desde un comienzo la institución desempeñó una obra social
de suma importancia, dedicándose a visitar a personas necesitadas y enfermos,
llevándoles desde consuelo fraterno y espiritual; asistencia médica y remedios;
y hasta ropa, velas y leña.
Por Decreto Resolución N°01567 del Presidente Aníbal Pinto G. del 11 de Julio de 1879, se reconoce la
personalidad jurídica del Instituto desde el 28 de julio de 1823. Más
adelante, aunque las socias de la Hermandad seguían visitando en sus casas a
los enfermos y necesitados, la institución se hizo cargo de distintos
dispensarios, con fondos que provenían de legados, donaciones de los socios y
aportes del público general.
El Instituto de
Caridad Hermandad de Dolores, es hoy una corporación sin fines de lucro,
cuyos estatutos vigentes constan en escritura pública de fecha 6 de octubre de
1998, complementada por escritura pública del 14 de abril de 1999. Actualmente
gestiona siete policlínicos, distribuidos en diferentes comunas de Santiago.
Atiende medicina general del adulto e infantil, además cuenta con kinesiólogos,
odontólogos, matrona y psicólogo. Todos los servicios se entregan
gratuitamente, así como también los medicamentos, exámenes y radiografías que
necesiten los requirentes.
La Hermandad está a cargo de un Directorio presidido por D.
Rodrigo Alonso Gualda. La gestión está a cargo de Da. Ana Luz Cuevas Ossandón,
como Administradora General.
La casa central de la Hermandad, están en San Isidro 218 en
Santiago Centro, donde funciona un policlínico y también las oficinas
administrativas.
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