María del
Rosario Puga y Vidaurre, amante
del Libertador Bernardo O’Higgins, habitó en esta casa, ahora de la Hermandad de Dolores, entre los años 1818 a 1858.
En enero de 1818, ella lo acompañó a
Santiago, con el Ejército patriota. A su llegada a la capital, por orden de O’Higgins
se le entregó a su familia, una de las casas más opulentas de la época, la
de los Marqueses de la Pica (Irarrázaval y Bravo de Sarabia), quienes por su
condición realista la habían abandonado. Dicha mansión se ubicaba en calle
Catedral a una cuadra de la Plaza de Armas. Cuando O’Higgins regresó a la
capital, herido de un brazo, se hospedó en esa casona.
Ese mismo año Rosario se traslada a la
casona de calle Santo Domingo 623, lugar que se convirtió en su residencia
definitiva hasta su muerte. Don Bernardo le habría regalado parte del dinero
para comprar esta casa[1].
En ella dio a luz a Demetrio O'Higgins, el 29 de junio de 1818, el cual fue bautizado el mismo día por el Capellán del Ejército, Domingo Jaraquemada,
quien anotó en su libro de registro “Puse óleo y crisma a Pedro Demetrio, hijo de padres
desconocidos”.
Cuentan las crónicas antiguas, que la habitación
que ocupaba O'Higgins, cuando venía de visita, era la primera de la
entrada, mano derecha, además aquí él recibía a sus amigos de confianza, como
el General San Martín, Lord Cochrane, el oficial de la armada
O'Brien, el ciudadano irlandés O‘Carroll, y otros que gozaban de su
estimación. Las hijas del General Mackenna y numerosas personalidades políticas
y de la sociedad de aquel tiempo, tenían sus reuniones en esta casa.
Cuando O'Higgins abdicó, el 28 de enero
de 1823, vivió en esta residencia hasta el día 5 de febrero de 1823, ya que por
aquellos días se encontraban de visita su madre doña Isabel Riquelme y su
hermana Rosa. Posteriormente, viajó con ellas y su hijo a Valparaíso, donde se embarcó
hacía el Perú, ahí vivió su destierro hasta el día de su muerte.
Luego de la muerte de Rosario, pasa a ser
dueño de ella su arrendatario, don Manuel Tagle Gamboa. Su viuda, Carlota Correa de Saa, queda a cargo de
la propiedad hasta su muerte en 1888. Por disposición testamentaria, la casa
pasa a poder de dos de sus hijas, Sinforosa y Celinda. Ambas deciden legar la
propiedad al Instituto de Caridad
Hermandad de Dolores, uno de cuyos fundadores, era su tío abuelo Don Carlos Correa de Saa. Este legado
se materializa en 1917.
Desde esa fecha ha tenido varios destinos: Escuela Pública Los Libertadores, sede Fundación PATERNITAS y Escuela de Teatro La Olla.
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